martes, 28 de febrero de 2012

¿Cómo sé si soy adicto a la comida?

Es muy fácil! Haz el siguiente test http://www.adicciones.org/diagnostico/formularios/dx-comida.html 


Ahora, lee el siguiente artículo y pídele a Dios que te de luz y convicción en tu corazón en cuanto a tu adicción a la comida.

La comida y nuestras emociones.

¿Comes sólo cuando tienes hambre o cuando te sientes estresado, enojado, triste, aburrido, etc.?

La mayor parte de la gente piensa, que hablar de adicciones es hablar de cigarro, drogas, alcohol, etc.
Sin embargo, no es así.

Existen dos tipos de adicciones:
Químicas: drogas, alcohol, cigarro, café, etc.,
No químicas: juego, compras, trabajo, sexo, deporte, comida, etc.
Casi cualquier conducta que produce placer y nos ayuda a evadir, física o mentalmente, situaciones molestas o dolorosas, puede convertirse en una adicción.
La línea que divide una conducta placentera, de una adicción, puede ser muy tenue y podemos cruzarla fácilmente, sin darnos cuenta.
Las principales características de una adicción son:
Sentimos que no tenemos la fuerza de voluntad necesaria para poder controlarla o eliminarla.
Es una parte importante en nuestra vida, a pesar de los problemas que nos puede causar.
Dependemos de ella para sentirnos mejor.
Ocupa una parte importante de nuestros pensamientos y/o de nuestro tiempo.
Se dejan de hacer otras actividades, para planearla o para llevarla a cabo.
Afecta nuestro cuerpo, nuestras relaciones, trabajo o forma de vida.
Nos causa angustia cuando decidimos terminar con ella.
Cuando no la controlamos, nos provoca culpa y daña nuestra autoestima.
La adicción a la comida.

Tener una adicción a la comida, no es lo mismo que bulimia, aunque pueden tener algunos síntomas similares.
Tampoco significa tener sobrepeso, aunque con frecuencia van juntos.

Una persona es adicta a la comida cuando:
Ésta ocupa una parte importante de su tiempo, ya sea porque come o porque piensa mucho en la comida y
sus emociones están muy relacionadas a la cantidad de comida o a su manera de comer.
La raíz del problema, no está en lo que se come o en la cantidad de comida, sino en la razón por la que se come.

Entre las principales causas de la adicción a la comida encontramos:
Poca tolerancia a la frustración.
Pocas habilidades para resolver nuestros problemas.
Un mal manejo emocional.
Impulsividad.
Una vida insatisfactoria o sin sentido.
La mayor parte de la gente que tiene un problema de adicción a la comida, no lo puede superar porque se enfoca en lo que come y en lo que debe de comer, pero no en la causa real.
Para superar la adicción a la comida, debemos enfocarnos en las causas y sus soluciones, no sólo en lo que comemos.
Es necesario trabajar con la autoestima, conflictos emocionales no resueltos, ideas erróneas, control de la impulsividad, adquisición de nuevas herramientas para solucionar los problemas, etc.

La comida y nuestras emociones.

Desde que nacemos, cuando nos cargan para darnos de comer, asociamos la comida con bienestar.

No sólo se nos quita el hambre, sino que nos sentimos protegidos, seguros y queridos, en los brazos de mamá o de la persona que nos alimenta.
Todo el bienestar que sentimos en esos momentos, está asociado a la comida.

Durante los primeros años de la infancia, casi siempre cuando nos lastimamos, vamos al doctor, lloramos, etc., nos ofrecen un dulce, chocolate, o cualquier otra cosa que nos gusta.
Así aprendemos que el malestar y el dolor, se disminuyen o eliminan comiendo algo sabroso.

Aun de adultos, cuando queremos festejar o halagar a alguien, tendemos a invitarlo a comer, hacemos su platillo preferido o le compramos galletas, chocolates o alguna otra golosina.
Aquí el mensaje es: "Te demuestro mi cariño o interés, con comida".

Por otro lado, generalmente los padres tratan de evitar el dolor de sus hijos, a toda costa.

Ya sea que:
Busquen la manera de eliminarlo lo antes posible, comprándoles juguetes, llevándolos a algún lado o quitándole importancia a lo que sucedió o


nieguen la emoción, con comentarios como: "esto no duele, te estás portando como un bebé, qué van a decir los demás si te ven, no tienes porqué estar enojado, etc."
En estos casos, los niños y niñas, para no perder la aprobación de los padres, dejan de manifestar lo que sienten y más adelante pueden terminar "no sintiendo nada".
Como consecuencia de estos dos puntos, los pequeños no aprenden a tolerar, aceptar y manejar el dolor emocional y al crecer, no tienen las habilidades necesarias para hacerlo.
Por lo tanto, buscan "anestesiarse" con alguna adicción.

Obviamente este deseo de no sentir, no se da de manera planeada o consciente.

El problema es que, cuando una persona recurre a la comida o a cualquier otro tipo de adicción "para no sufrir", está tan centrado en ella, que deja de "vivir", de disfrutar lo que la vida le puede ofrecer y poco a poco se afecta su salud, relaciones o trabajo.

Cuando esto sucede, generalmente la persona necesita la ayuda de un profesional, para poder resolver el problema.

También es importante tomar en cuenta, que hay ciertos alimentos, que por sí mismos, crean adicción y que un hábito muy arraigado, requiere de tiempo y esfuerzo para cambiarlo.
Pero con frecuencia, dentro de nuestro deseo de una vida fácil y cómoda, generalmente no estamos dispuestos a hacer el esfuerzo y aguantar las molestias que el cambio implica, sin darnos cuenta de cómo nuestra calidad de vida se va deteriorando.

¿Qué hacer?

En primer lugar, es necesario reconocer que tenemos un problema y que necesitamos ayuda para resolverlo.

En segundo lugar, necesitamos cuestionarnos, si realmente estamos dispuestos a hacer algo al respecto.

Con frecuencia creemos que podemos cambiar en cualquier momento, pero decimos que no estamos listos para ello.
Es el típico planteamiento de: "Empiezo el lunes o después de las vacaciones".
Obviamente nunca empezamos o si lo hacemos, encontramos una justificación para retomarlo más adelante.

Y finalmente, necesitamos establecer un plan de acción que cubra las diferentes áreas:
Causas, consecuencias, autoestima, desarrollo de nuevas habilidades, etc.

Con frecuencia no estamos conscientes de la cantidad de comida que tomamos y sobre todo de los "disparadores" o situaciones que nos llevan a comer.
Por eso es muy importante llevar un diario, por lo menos durante dos o tres semanas, en donde cada vez que comemos algo, aunque sea una uva o un pedacito de queso, apuntemos:
Qué comimos y qué cantidad.
En donde estábamos.
Con quién.
Que estaba sucediendo y que acababa de suceder.
Cómo nos sentíamos.
Cuáles eran nuestros pensamientos en relación al problema, situación y a nosotros mismos.
Generalmente, cuando empezamos a trabajar con un problema y más con una adicción, encontramos mil pretextos para no llevar el diario.
"Es muy aburrido".
"Se me olvidó".
"No tengo tiempo".
"Estaba con otras personas y no podía hacerlo".

Si realmente queremos lograr buenos resultados, debemos hacerlo.

También puede suceder que nos genere angustia y lo dejemos para eliminarla.
Piensa que buscar tu bienestar a corto plazo, te va a causar más problemas y sufrimiento a mediano y largo plazo.

Aprende a disminuir la ansiedad con técnicas de relajación y respiración.
No te critiques o regañes por lo que sucedió en el pasado o por tu adicción a la comida.
Recuerda que lo importante es reconocer el problema y enfocarte en la solución.

Tú sabes que la información es importante, pero la acción es determinante.
Trabaja en las conductas, hábitos, pensamientos, etc., que necesites modificar.
Reconócete y apláudete por cada logro, por pequeño que sea, porque te lo mereces por tu esfuerzo.

Date el tiempo que necesites.
Busca mayor información, apoyo, etc. cuando te haga falta.
Como resultado, obtendrás el éxito.

Psic. Silvia Russek.
Lic. en Psicología Clinica.
Maestría en Terapia de Pareja.
Citas: Tel. 044 55 1924 9863 (Ciudad de México).
e-mail: bienestar.e@gmail.com

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